Hoy lloré
por ti, por tu dolor.
Por esa
mirada de aflicción y de temor.
Por esos
gritos que no llegan a ser escuchados.
Por ese
llanto desgarrador al ser asesinado.
Hoy lloré
porque no busco tu perdón.
Porque tu
nobleza es tal, que no logro entenderla.
Porque tu
belleza es destruida por mis manos asesinas.
Y porque tu
cuerpo es consumido por mi codicia e ignorancia.
Hoy lloré no sólo por ti, sino por los miles de ustedes que consumí.
Lloré por mi especie, y por los miles de ustedes
que asesinan por avaricia.
Lloré de frustración, por sentirme inútil al no
poder salvarlos.
Pero sobre todo lloré sabiendo que, si te pido
perdón, tú me lo concederías sin dudarlo.