23 de diciembre de 2015

Plumas en la memoria.

No puedo explicarle al mundo todo lo que siento por ti ni porqué lo hago, pues la mayoría no lo entiende ni jamás se molestarán en comprender mi dolor. Te convertiste en una parte fundamental en mi vida desde el momento en que te vi, a pesar de recordar cuánto miedo tenía de tocarte y que me lastimaras. Estaba equivocada, fuiste la única que no me lastimó en el poco tiempo que compartimos.

Siempre me preguntaré qué hice yo para recibir tanto amor de tu parte. Me celabas; esperabas por mí a que llegara; me llamabas y te gustaba pasar tiempo juntas, igual que a mí. ¿Por qué? Aunque te lo hubiese preguntado, tú no me podías dar una respuesta; sin embargo, no necesito de una respuesta. Me hiciste feliz, y sé que yo te hice feliz lo más que pude. Hay días en los que me arrepiento de no haberte prestado atención cuando me llamabas, porque estaba muy ocupada o sin ganas de levantarme, pero sin importar aquello, para mí siempre serás parte de mi vida.

No sé dónde te encuentres ahora, mas espero que estés junto a los demás a quienes amé y me amaron de igual manera. El lazo que teníamos ambas jamás se romperá, porque lo he guardado en mis recuerdos junto a los buenos momentos y locuras que pasamos tú y yo.


No creo volverte a ver de nuevo, pero el amor que me mostraste por todos los años que viviste. lo recordaré como el más puro y sincero que alguien me haya brindado durante toda su vida. 

27 de agosto de 2015

Let go

El corazón duele y el viento sigue fluyendo de manera helada en los pasillos. Las manos congeladas tratan de escribir lo que la mente le dicta y su corazón siente. La mente, por su parte, sólo piensa en el suicidio. ¿Por qué? Es simple, ella ya no quiere seguir fingiendo.

Se esconde, día tras día, en una máscara que creó por sí sola y fue moldeada conforme los acontecimientos ocurrían. "Todo está bien" era su mentira favorita. Odiaba ser tomada por tonta, pero cómo se divertía haciéndose pasar por una.

Las mentiras dolían, pero dolía más el hecho de que ella también las usaba. "¿Cómo esperas que alguien sea sincero contigo, cuando tú no lo eres con esa persona?" Su interrogante favorita y aún así la que más detestaba, porque era cierta.

Las lágrimas rodaban con facilidad, ellas ya se conocían el camino de memoria hasta su mentón, al parecer. El frío le congelaba las piernas mientras esperaba en una banca. Al día siguiente vería a sus amigos en ese mismo lugar, sin que ellos supieran la soledad que su ser sintió mientras las estrellas salían.
Ella sabía la respuesta a su dolor, el cómo acabar con eso. Pero, joder, sí que era espantosa.

Aquel viejo y conocido refrán de "Si amas algo, déjalo ir" no podía lucirle más cierto ahora. Estaba enamorada, pero no podían estar juntos. Ya no más. Ella le hacía daño como veneno, y esa persona por quién daba todo tenía muchas otras que eran mejor. Ella sólo estorbaba en su felicidad.

La quería dejar ir, pero dolería.

26 de abril de 2015

The drop... again

Hace dos días, me senté en el piso de un parque en el centro de la ciudad. Estaba soleado, como de costumbre, y por el parque transitaban personas de todas las edades; adultos, mayores, niños. Era un fin de semana, no era para menos.

A veces no sé cómo explicar las cosas que hago, ni por qué las hago, tan sólo me siento con el impulso de hacerlas,

porque no encuentro otra manera de encajar en el mundo...

Me sentía triste y enfadada, muy enfadada aquel día. Incluso ahora, cuando intento escribir, se me antojan unas ganas inmensas de echarme a llorar. Pensé que esos días habían quedado atrás..

Solía tener días en los que me deprimía sin razón alguna; desde que puedo recordar, los he tenido, en diferentes etapas de mi vida. En mi niñez, cuando ni siquiera la palabra "bullying" era conocida, pero los niños me ofendían; en la adolescencia, cuando todo era un caos en mi mente, y las personas se fueron alejando de mí una por una; y en la adultez, viviendo de miedos por culpa de mis fantasmas y demonios. La peor parte de todas..

Hace dos días, me senté en el piso de un parque en el centro de la ciudad, y alimenté a las palomas.

Había una en especial, no podía caminar bien porque sus patitas estaban infectadas, ¡pero sí qué volaba! Era pequeña aún, e intentaba alimentarla más que a las demás, pero el resto le robaba su comida. Me empecé a sentir más triste por no ser capaz de ayudarla... aún así, ella parecía estar bien.

Tenía que hacer otras cosas, pero no me importó pasar gran parte ahí sentada. Observando y siendo observada. ¡Y vi una ardilla!

Aprecié ese momento luego de irme, por más simple que parezca.

Estaba sola, sí.

Estaba triste, sí.

Hubiese querido coger y ayudar a esa paloma, pero ella estaba bien sin mí, o eso parecía. Espero que sí, en realidad.

Y deseé que ella estuviese ahí conmigo, porque sé que se hubiese preocupado por esa pequeña al igual que yo.

Sé que volverán los días en que sienta que debo empezar a tomar pastillas antidepresivas, y no me importan en realidad. Cuando lloro, lloro mucho, y se siente bien. Pero la peor parte de todas es no llorar, porque no sabes qué tienes ni cómo desahogarte. Estas vacío, como si tan sólo flotaras en medio de todo el mundo. Te encuentras en la tierra, pero no estás realmente en ella. Y esa es una de las peores etapas.

Escucho volver las voces en mi mente, los demonios que me hablan, y mi estabilidad emocional a pique, porque soy una persona inestable.

Escribir me hace bien, y ella. Pero cuando esos días regresen... no será suficiente.

Sé que tú leerás esto, y está bien. A ti te he confiado mucho, pero mi inestabilidad no ha formado parte de eso. Porque no es algo de lo que aun pueda hablar abiertamente. 

No sé cuántos más lleguen a leer esto, y no me gusta. Porque muestro mucho de mí, pero no tengo donde más hacerlo...

Sin embargo, seguiré apreciando los momentos simples mientras pueda.

Como verla a los ojos y alimentar palomas; que se enoje conmigo, y luego decirle que la amo.

1 de marzo de 2015

How come you don't feel ashamed

¿Crees que eres la única que llora por las noches o al amanecer?
¿Crees que no me doy cuenta cómo me miras?
¿Crees que no sé que te avergüenzas de mí?

Me dices constantemente qué no debo hacer pero, ¿te has preguntado siquiera una maldita vez qué es lo que yo quiero?

Me preguntas cómo me siento pero, ¿siquiera te has preguntado cuál es la verdadera razón por la que no te contesto?

Tu pequeña hija se ha ido, según tú. Esa hija a la que veías "vestida de niña" quieres que regrese. Pero ni una sola vez te has preguntado por qué ya no me visto de esa manera, ¿verdad?

Ves lo que quieres ver, y temes por la respuesta verdadera. Ni una sola vez me preguntaste cómo me sentía con mi aspecto, sólo te preocupa que me vea como antes lo hacía.

¿Sabes por qué antes lucía como niña? ¿Alguna vez te preguntaste si yo me sentía bien luciendo así?

No. Ni una sola vez lo hiciste.

Siempre odié mi aspecto, y aún lo hago de vez en cuando.

Nunca me sentí parte de esas chicas que se visten "femeninas", pero tenía que lucir de esa manera. Tenía que hacerlo porque te hacía feliz, y porque no tenía otra alternativa. No tenía dinero y no podía comprar la ropa que yo quería ni cortar el cabello a mi gusto.

Yo nunca he sido como las otras chicas.

Y tú nunca entenderás eso.

Me dijiste "ojalá me entiendas" pero, ¿tú me entiendes a mí? ¿Entiendes que lo que yo quiero, lo que a mí me gusta, está fuera de los parámetros que tú tienes para tu hija perfecta?

No. Esa hija tuya por primera vez se está sintiendo cómoda en su cuerpo, con su aspecto; pero para ti, tu hija se quedó en el colegio.

17 de febrero de 2015

Insomnio y un viaje interminable.

Hace frío y mis manos tiemblan al escribir. No, no por el frío, sino por el ajetreo del autobús desde el que escribo. Es curioso que mis ideas fluyan en las circunstancias menos pensadas, y tal vez las menos apropiadas.

No sé cómo empezar; hace un instante las palabras revoloteaban en mi mente y ahora, que he tomado mi celular, desaparecen.

Hay mucho qué pensar cuando estamos en el autobús, ¿verdad? Nuestra mente se paraliza por tal borde de ociosidad, que parece que dijera "¿Recuerdas aquella vez que tomaste esa decisión? Qué tonto eres", o empieza a balbucear en nuestra contra, tal cual la mente de Michael Keaton en "Birdman".

En lo que me he puesto a pensar ahora es en el ser humano, desde lo asombrosa que me parece su anatomía, hasta cómo los sucesos que ocurren a lo largo de nuestra vida afectan nuestra forma de pensar.
Por ejemplo, tan solo echen un vistazo hacia atrás en su vida; ¿Recuerdan al niño de 7 años jugando, divirtiéndose y haciendo tareas? Ahora piensen, ¿ese niño de 7 años estaría orgulloso de lo que son ahora?

Exacto.

Cuando somos pequeños somos tan ingenuos, que la vida nos parece tan fácil.
La realidad, mientras tanto, va cambiando conforme crecemos, y ese niño va desapareciendo lentamente.
Sí, puede que todos seamos aun niños por dentro, pero nunca seremos los mismos niños que deseaban ser veterinarios o astronautas.

Es doloroso ver almas que demostraron tanto en algún momento, y ahora llevan el miedo de volver a hacerlo porque les lastimaron ya una vez.
Las personas no son frías porque así sean, sino porque se ven obligadas a serlo.

Hay personas que lloran, lloran tanto al declarar sus sentimientos, y no precisamente por ser sentimentales, sino porque es su forma de decir "hey, te estoy entregando mi corazón. No lo vuelvas a romper, por favor".

A veces es difícil iniciar todo de nuevo, porque lo que teníamos fue destruido en mil y un pedazos. Nos centramos tanto en la sola y errada idea de "se acabó", que no pensamos en "un nuevo inicio". 

Todo va de la mano con todo. El que algo termine, sólo da paso para que algo nuevo inicie. El que ese algo inicie, da paso a muchas más opciones de las que pensamos.

Los errores que cometimos, las decepciones que nos causaron, las tristezas que sentimos, sólo dieron paso a lo que somos en la actualidad. 

La persona que soy ahora, no hubiese podido escribir todo esto si no hubiese vivido todo lo de su pasado. Hay mucho de lo que me arrepiento, sí, y está bien. Todos tenemos la libertad de arrepentirnos, pero al mismo tiempo, me alegro mucho de todo lo pasado.

Ya he olvidado tanto y aceptado mucho, que hoy mi garganta no sufre el nudo que sentía hace tres años.

A lo largo escuché y confirmé que nada se supera, simplemente se acepta y se aprende.