27 de septiembre de 2016

"Para siempre"

Fandom: Inuyasha
Pareja: Sesshomaru / Rin
Contenido: Rated K
Advertencias: Drama
Género: Angustia. 
Tipo: Drabble.
Palabras: 622.
Disclaimer: Los personajes no me pertenecen, pertenecen a Rumiko Takahashi. Yo sólo los ocupé para crear este fic.


Para Siempre


La noche era fría. El viento no paraba de soplar en sentido contrario a nuestras pisadas. Mientras más avanzábamos, un sentimiento de desolación invadía mi pecho. Realmente… ¿había regresado a aquel día?

—Señor Sesshomaru… ¿no podemos ir más despacio? —dijo Jaken a mi lado, con la voz agitada y la lengua prácticamente fuera. Lo miré un segundo, sin expresión de repudio ni tampoco amabilidad.

—Jaken, quédate aquí —le dije antes de adentrarme por unos arbustos, lejos de él. Probablemente se dio cuenta, a través de mis ojos, hacia dónde me dirigía. La aldea en la que dejamos a Rin se encontraba muy cerca de ahí. 

Había pasado un año desde aquel entonces, y mis pisadas se hacían cada vez más pesadas conforme me iba acercando al lugar. ¿Qué estaba haciendo? Visitar su tumba no me la regresaría a la vida.

Aun así, quería verla. Quería tratar de sentirme cerca de ella, tan sólo por una última vez. 

Todo era tan silencioso en los alrededores, no se lograba escuchar más que el sonido de las ramas de los árboles moverse con el viento. Sin embargo, aquella quietud tan sólo aumentaba el vacío que sentía al estar frente a la tumba de Rin. 

Ésta se encontraba limpia y decorada con pequeñas coronas de flores. Al parecer, los aldeanos se habían ocupado de mantenerla así y recordado la fecha en la que murió.

—Rin —pronunció mi boca su nombre, muy por lo bajo. Hacía un año que no la mencionaba, y volverlo a hacer trajo muchos recuerdos a mi memoria. Buenos recuerdos—. ¿Te gusta el lugar al que fuiste? —pregunté, no con la esperanza de escuchar una respuesta, mas sí con el deseo de calmar mi propia inquietud. Aun así, conocía a la perfección que ella se encontraba en un lugar tranquilo, muy lejos de mí. A pesar de que ella vivió por varios años a mi lado, su personalidad siempre fue la misma. Su pureza, fácilmente confundible con ingenuidad, se mantuvo intacta durante todo el tiempo que estuvo en éste mundo—. No puedo llegar donde estás, Rin —continué hablando. Le había prometido, hace muchos años, ir a cualquier lugar en el que se encontrara, volando. Sin embargo, ella ahora estaba en el único lugar al que no permiten la entrada a demonios como yo—. Esta vez.. no podré alcanzarte —callé por varios minutos. Me limité únicamente a observar su tumba y cómo el viento se llevaba varios de los pétalos en ella. Aquel vacío que me invadía continuaba ahí, sin saber exactamente cómo poder eliminarlo de mi interior. 

—Hace muchos años me preguntaste si te recordaría cuando murieses —volví a hablar. ¿Por qué, luego de casi un siglo de ello, he recordado su pregunta?— La verdad es.. que te recuerdo todos los días —Los árboles callaron y un extraño nudo en mi garganta se hizo presente. La única  vez que había sentido aquello, fue hace un año, aquel mismo día mientras ella moría en su lecho y en frente de mis ojos. Sus arrugadas manos sostenían las mías, con lo poco de fuerza que les quedaban, y su rostro me sonrió por una última vez, con calidez y sinceridad propias de ella. Yo no pude hacer más que mirar cómo su alma se alejaba de su cuerpo en un suspiro, y su calor se disipaba en aquel mismo instante.

—Rin.. —musité—, te echo de menos —Moví los labios, pero no había logrado emitir sonido alguno; y es que la aflicción que me asedia me lo impidió por completo.

Vi cómo el alba se empezaba a mostrar detrás de los árboles y, a lo lejos, escuchaba a un par de aldeanos hablar. Había llegado el momento de marcharme.